lunes, 28 de marzo de 2011

Un día cualquiera

Un día cualquiera de esta primavera, que aunque tardía empezamos a disfrutar, el sol, luciendo sus mejores galas, desde primeras horas de la mañana, la temperatura es ideal, un paseo a orillas de la playa, escuchando el suave susurro de las olas rompiendo suavemente en las rocas cercanas.... disfrutamos de ese paseo, entre risas, juegos e intercambios de miradas fugaces..

Finalizamos el paseo en una pequeña terraza, tomando un cañita o refresco, siguen saltando esas miradas fugaces, que cada vez son mas consecutivas y menos fugaces, hablamos de todo y de nada, estamos solos, la gente que pasea nuestro alrededor, para nosotros no existe, no hay nada a nuestro alrededor y el único sonido que escucho, es el sonido de tu voz, que retumba en mis oídos como música una suave y agradable melodía.....

No tenía muchas oportunidades de vivir esos momentos, por eso, como en un arco cunado va tensando antes de ser disparado, los dos prepagábamos cada minuto con sumo cuidado, el pasar un rato juntos era suficiente para llenar los días vacíos que habían pasado hasta llegar a este día....

Esa sensación, que transmitían tus ojos al reflejarse en los míos, el movimiento de tus labios, al pronunciar mi nombre, el roce de tus manos acariciando las mías, todas esas sensaciones se unían en mi, para formar un revoloteo de mariposas en mi estomago, que lo único que pedían eran salir de ahí, y dejarlas unirse aquella persona que hacia que la alegría fuera inmensa, solo con pensar como podría ser el tacto de tu labios al ser posados sobre los míos.......

Nos levantamos de aquella terraza, cuando el sol, ya se escondía por el horizonte, siendo el atardecer testigo de nuestros deseos, no fuimos andando y sin necesidad de decirnos ni una sola palabra, los dos sabíamos que lo que anhelábamos era dejar que nuestros cuerpos se fundieran en un profundo abrazo, dejando que nuestros labios se encontraran muy lentamente, como con miedo, ese miedo inocente que se pierde cuando por primera vez se rozan y sienten ese calor que desprenden que de manera inevitable vuelven a buscarse, hasta que el roce se convierte en una suave, muy suave presión y esa presión se convierte en un fundido beso, limpio y a la vez lleno de fuego y pasión...

No cabía lugar a duda, ese era nuestro momento, donde aun con el mundo lleno de gente, para nosotros solo había un inmenso mar que daba cobijo a nuestro deseo y nos presto una cala escondida de los ojos del mundo, para dejar escapar entre sus rocas y arena aquellas caricias, besos y susurros, que sin hablar nuestros cuerpos pronunciaban con una armoniosa melodía.....

Melodía que termino cuando el amanecer nos encontró desnudos, sumidos en un profundo abrazo, preludio de una noche que se escribió para el recuerdo.......

                                                                                                                                                          Criss